lunes, 17 de noviembre de 2008

CADA DÍA ME SIENTO MÁS GORDA

Todos los días y varias veces al día me pesaba y revisaba cada parte del cuerpo con sumo cuidado, medía el ancho de mi cintura, mi tórax, mis caderas, mis piernas, tobillos, brazos, dedos, cuello, pómulos… y cuando asomaba algún huesito que antes no se notaba, estallaba en felicidad, significaba que era más bella que antes, más importante.
Que mis huesos sobresalieran ante mi vista y la de los demás era el éxtasis. Que el número de la balanza disminuya gramo a gramo era la misión cumplida.

El siguiente objetivo consistía en mantener ese huesito a la vista, había costado tanto tenerlo que no me podía permitir volver atrás. Me tocaba varias veces para cerciorarme de que seguía allí.
Había días en que todo estaba bien, los huesos se meneaban con orgullo y yo comía lo que me había propuesto, incluso semanas enteras podía pasarla contenta conmigo misma, productiva, CONTROLADA, sentía que los hombres me miraban con deseo, que las mujeres me miraban con envidia. PERO inevitablemente el hueso volvía a esconderse o lo que era peor, me había aburrido de él y necesitaba ver más huesos. Si no los veía, me sentía gorda otra vez.

Había fechas “terribles”, como los cumpleaños, días de la madre, del padre, casamientos, navidad, año nuevo, invitaciones a comer, la canchita del cine, cualquier evento donde hubiera comida. Me las ingeniaba para no comer, si era carne me disculpaba diciendo que era vegetariana, si era algo que según yo engordaba, decía que ya había comido o que estaba mal del estómago o cualquier cosa que me zafara del problema y si en cambio, lo que me ofrecían me gustaba mucho y no podía negarme, comía hasta reventar porque sabía que terminaría en el baño.

Muchas chicas me decían: “tu eres flaca, yo en cambio soy gorda, yo sí necesito hacer dieta”
El tema no pasa por si eres flaca o gorda, ni ser flaca es salud, ni ser gorda es enfermedad, la cuestión es si eres sana o enferma.

Si eres sana, te amas, un número en la balanza no impide que la pases bien, que disfrutes, que te conectes con los demás, persigues tus objetivos con disciplina y sobretodo con responsabilidad y plena conciencia de tus actos. Te preocupa más quien eres que cómo se te ve. Y ten por seguro que si estás bien, se te ve bien, porque cuidas tu cuerpo con amor.
Si eres enferma te odias, tus días son una montaña rusa que te llevan para arriba y para abajo sin que tengas control de tus emociones ni acciones, NO LO PUEDES EVITAR, es más fuerte que tú. Te hablan pero no escuchas porque estás pensando en lo infeliz que eres, en lo gorda que se te ve y en que seguro la otra persona lo nota.

Yo sentía que cada cosa que comía me engordaba Eso era totalmente irracional, uno no engorda cada vez que come, la comida te alimenta, no te engorda, no es algo que se acumula en nuestro cuerpo y nos ensancha como globos hasta explotar. La comida se transforma dentro de nosotros, es combustible, es regeneradora de células, de tejidos, generadora de defensas, mantiene a los órganos funcionando, su función es que el organismo viva. Necesitamos comer todos los días. Necesitamos nutrirnos.

Si cada día te sientes más gorda, como yo me sentía, si adelgazar se convirtió en tu obsesión, y es el pensamiento que te acompaña la mayor parte del tiempo, entonces habla con un médico o psicólogo.
Es peligroso hacer dietas sin asesoramiento porque cada cuerpo tiene necesidades particulares. En realidad las personas con anorexia y bulimia no queremos estar flacas, queremos llamar la atención, queremos amor y protección.

vanessa

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