Artículo sacado de la revista CARETAS (31 de agosto del 2000) http://www.caretas.com.pe/2000/1634/articulos/anorexia.phtml
Anorexia La Dieta Mortal
Presión social y causas sicológicas convierten inocente régimen para bajar de peso en enfermedad letal. Las víctimas en potencia se encuentran en los colegios.
CUANDO Jimena de Osma terminó el quinto de media en el colegio San Silvestre, en 1994, estaba resuelta a dos cosas: en el plano profesional, estudiar alta cocina en los EE.UU., y en el personal, empezar una dieta que la pusiera "regia". Lo primero se truncó porque la compañera con la que había planeado el viaje desertó a último momento. Lo segundo, que era un sueño compartido por las chicas de su promoción, acabó convirtiéndose en su peor pesadilla. La dieta y los ejercicios se convirtieron en la obsesión de Jimena. Si no estaba en el gimnasio haciendo sesiones extra de ejercicios, estaba en Wong atiborrándose de productos dietéticos y de tipo ligth. Por aquellos días, según sus familiares, Jimena era una estupenda cocinera que disfrutaba con ver a los demás degustando sus potajes. Pero lo raro era que ella misma no probaba bocado alguno. Había días en que su dieta consistía en comer, únicamente, la mitad de una hoja de lechuga. De 48 kilos bajó a 46, luego a 43, y siguió cuesta abajo a 39, 35...
Empezó a usar ropa holgada con el doble fin de sentirse más delgada aún y de que ello no despertara la preocupación de sus familiares. Cuando se miraba al espejo, no veía que sus costillas empezaban a asomar dramáticamente. Por el contrario, veía una mujer con algunos kilitos de más. De hecho, la anorexia nerviosa es una enfermedad que se caracteriza por el miedo intenso a ganar peso y por una imagen distorsionada del propio cuerpo (dismorfofobia). ¿Qué sentías? -se le pregunta. Tenía hambre y me provocaba comer, pero algo más fuerte que yo me lo impedía. Sabía que tenía que subir de peso pero temía engordar, pensaba que siendo gorda nadie me iba a querer. Sin embargo, tu vida giraba alrededor de la comida... En las noches no podía dormir, me la pasaba pensando en las calorías que consumía y en cuántos ejercicios debía hacer para eliminarlas. Si soñaba que comía, al día siguiente me embargaba un sentimiento de culpa terrible. Jimena bajó 24 kilos en tan sólo seis meses. Tenía 19 años y sin embargo su apariencia era la de una sufrida mujer de 40 años. Pesaba 27 kilos. Quienes la conocieron por entonces cuentan que su aspecto frágil y quebradizo contrastaba con sus ínfulas de superioridad, indiferencia y desprecio hacia los demás, y aseguran que de ella emanaba una poderosa energía negativa. La anorexia había devorado un lugar esencial de su identidad como mujer.
AMENAZA EN COLEGIOS
En su tesis "Trastornos alimentarios en mujeres adolescentes escolares", la psicóloga de la U. Católica Joan Hartley advierte que casos como el de Jimena se pueden encontrar -en estado latente- en las estudiantes de 4º y 5º año de secundaria tanto de colegios clase A como estatales de Lima. Su encuesta realizada en 1999 a 261 alumnas, arrojó que la mayor parte de ellas está insatisfecha con su imagen corporal, padece trastornos alimentarios intermedios que son inadvertidos por sus padres y que, además, invierten excesivas energías síquicas en el tema del control de la alimentación. Hartley usó dos variables: una objetiva (el peso de la alumna) y una subjetiva (la pregunta ¿cómo te ves a ti misma?). Al cruzarlas, quedó sorprendida. No sólo las chicas con sobrepeso veían sus rollitos, sino que incluso el 89 % de aquellas con peso adecuado a su talla se apreciaban gorditas, y el 76 % de las que tenían bajo peso también decían estar con kilos demás. Pero eso no es todo. El 45.2 % de las que sufrían de bajo peso severo también decían estar subidas de peso y, por lo tanto, ansiaban ponerse a dieta. Colegios como el Villa María y el San Silvestre empezaron a ofrecer a sus alumnas charlas preventivas sobre la enfermedad. Pero se detectó que éstas eran usadas por algunas alumnas para aprender estrategias de adelgazamiento. Preguntas del tipo ¿y cómo hacen esas chicas para adelgazar tan rápido? o ¿y esas pastillas las venden en cualquier farmacia?, las denunciaron y ahora los organizadores están revisando la metodología.
fármacos para quitar el apetito.
Para la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), con sede en la Argentina y próxima a abrir una sucursal en el Perú, un primer paso es capacitar a los maestros en la prevención y detección temprana. Pero, ¿cómo descubrir a una anoréxica en potencia? La primera luz de alerta -dicen- la dan las alumnas que durante el recreo dejan intacta la lonchera argumentando que están a dieta. O aquellas que durante la clase de educación física realizan ejercicios o deportes intensa y compulsivamente con el único fin de bajar de peso. También las perfeccionistas, alumnas estrella, ejemplares, un tipo de personalidad que caracteriza a las anoréxicas. Las que pasan horas conversando sobre "la dieta de moda". Y las que -esto es más difícil de detectar- tienen conductas purgativas como la del vómito provocado. Según los especialistas de Aluba, los vómitos frecuentes producen un descenso del nivel de potasio en la sangre deteriorando el esmalte dental, provocando la caída de los dientes y hasta un paro cardíaco.
Pasarelas de modelaje, escuelas de danza y gimnasios son los lugares más frecuentados por las anoréxicas. Los entrenadores de los gimnasios ya las conocen. Ellas se embarcan en máquinas de ejercicios, rutinas de aeróbicos o speening de 3 a 5 horas seguidas, e incluso repiten el plato durante la noche. Actúan como autómatas -dice un entrenador-, concentradas en el ejercicio y en el número de calorías que aparecen en la pantalla de las máquinas. Se detectan entre ellas y hacen competencias de resistencia. Pero si les recomiendas que descansen, se irritan y te mandan al diablo. Y en el baño de mujeres -cuentan testigos- son frecuentes las conversaciones sobre las más audaces maneras de adelgazar. Entre ellas mismas se recomiendan "neutralizantes de sabor" para perderle el gusto a las comidas, laxantes, diuréticos y enemas para purgarse, así como poderosos fármacos supresores del apetito y antidepresivos que se venden en las farmacias sin prescripción médica. Por todas estas razones María Elena, de 36 años, ha dejado de ir a los gimnasios. Esta atractiva funcionaria de finanzas, está logrando salir del abismo en que estuvo desde los 14 años gracias a su sicoterapeuta, a un grupo de buenos amigos y a su fe en Dios. Al inicio mi meta era usar ropa de tallas infantiles. Pero cuando me di cuenta, estaba usando pantalones anchos para disimular los problemas que mi extremada delgadez me causaba al caminar. Los abrigos me pesaban, los cinturones de seguridad de los autos me hacían llagas en los hombros, sentarme en una superficie dura me causaba dolor. Sin embargo, era un placer para mi verme en el espejo del baño y contar una a una mis costillas con los dedos de la mano. Desde hace un año María Elena ha dejado de coquetear con la muerte. Ahora, simplemente, disfruta la vida lejos de dietas y balanzas. Y los temores a engordar son cosa del pasado.
PACIENTES IMPACIENTES
En un salón del Instituto de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, el jefe del departamento de niños y adolescentes, doctor Rolando Pomalima, preside una sesión de terapia familiar. En el primer semestre del 2000 cuarenta adolescentes fueron internadas por anorexia nerviosa y bulimia. Según Pomalima, hasta ahora la ciencia no ha logrado determinar las causas concretas de esta enfermedad. Pero hay factores concurrentes: presión social, familias disfuncionales, desórdenes de personalidad y factores genéticos y hereditarios que hacen que el problema tenga que ser abordado desde una perspectiva multidisciplinaria. Allí están las niñas, flaquísimas, impávidas, no abren la boca ni para comer ni para hablar. Sólo uno de los padres se anima a dar su testimonio: Nos dimos cuenta que Mariana estaba demasiado delgada un poco antes de que cumpliera los quince años. Pero lo pasamos por alto pensando que quería "estar flaca" para su fiesta. Hoy tiene dieciocho años y en las noches, desde mi habitación, escucho con dolor las bocanadas que ella trata infructuosamente de silenciar.
Gastón Agurto.
Anorexia La Dieta Mortal
Presión social y causas sicológicas convierten inocente régimen para bajar de peso en enfermedad letal. Las víctimas en potencia se encuentran en los colegios.
CUANDO Jimena de Osma terminó el quinto de media en el colegio San Silvestre, en 1994, estaba resuelta a dos cosas: en el plano profesional, estudiar alta cocina en los EE.UU., y en el personal, empezar una dieta que la pusiera "regia". Lo primero se truncó porque la compañera con la que había planeado el viaje desertó a último momento. Lo segundo, que era un sueño compartido por las chicas de su promoción, acabó convirtiéndose en su peor pesadilla. La dieta y los ejercicios se convirtieron en la obsesión de Jimena. Si no estaba en el gimnasio haciendo sesiones extra de ejercicios, estaba en Wong atiborrándose de productos dietéticos y de tipo ligth. Por aquellos días, según sus familiares, Jimena era una estupenda cocinera que disfrutaba con ver a los demás degustando sus potajes. Pero lo raro era que ella misma no probaba bocado alguno. Había días en que su dieta consistía en comer, únicamente, la mitad de una hoja de lechuga. De 48 kilos bajó a 46, luego a 43, y siguió cuesta abajo a 39, 35...
Empezó a usar ropa holgada con el doble fin de sentirse más delgada aún y de que ello no despertara la preocupación de sus familiares. Cuando se miraba al espejo, no veía que sus costillas empezaban a asomar dramáticamente. Por el contrario, veía una mujer con algunos kilitos de más. De hecho, la anorexia nerviosa es una enfermedad que se caracteriza por el miedo intenso a ganar peso y por una imagen distorsionada del propio cuerpo (dismorfofobia). ¿Qué sentías? -se le pregunta. Tenía hambre y me provocaba comer, pero algo más fuerte que yo me lo impedía. Sabía que tenía que subir de peso pero temía engordar, pensaba que siendo gorda nadie me iba a querer. Sin embargo, tu vida giraba alrededor de la comida... En las noches no podía dormir, me la pasaba pensando en las calorías que consumía y en cuántos ejercicios debía hacer para eliminarlas. Si soñaba que comía, al día siguiente me embargaba un sentimiento de culpa terrible. Jimena bajó 24 kilos en tan sólo seis meses. Tenía 19 años y sin embargo su apariencia era la de una sufrida mujer de 40 años. Pesaba 27 kilos. Quienes la conocieron por entonces cuentan que su aspecto frágil y quebradizo contrastaba con sus ínfulas de superioridad, indiferencia y desprecio hacia los demás, y aseguran que de ella emanaba una poderosa energía negativa. La anorexia había devorado un lugar esencial de su identidad como mujer.
AMENAZA EN COLEGIOS
En su tesis "Trastornos alimentarios en mujeres adolescentes escolares", la psicóloga de la U. Católica Joan Hartley advierte que casos como el de Jimena se pueden encontrar -en estado latente- en las estudiantes de 4º y 5º año de secundaria tanto de colegios clase A como estatales de Lima. Su encuesta realizada en 1999 a 261 alumnas, arrojó que la mayor parte de ellas está insatisfecha con su imagen corporal, padece trastornos alimentarios intermedios que son inadvertidos por sus padres y que, además, invierten excesivas energías síquicas en el tema del control de la alimentación. Hartley usó dos variables: una objetiva (el peso de la alumna) y una subjetiva (la pregunta ¿cómo te ves a ti misma?). Al cruzarlas, quedó sorprendida. No sólo las chicas con sobrepeso veían sus rollitos, sino que incluso el 89 % de aquellas con peso adecuado a su talla se apreciaban gorditas, y el 76 % de las que tenían bajo peso también decían estar con kilos demás. Pero eso no es todo. El 45.2 % de las que sufrían de bajo peso severo también decían estar subidas de peso y, por lo tanto, ansiaban ponerse a dieta. Colegios como el Villa María y el San Silvestre empezaron a ofrecer a sus alumnas charlas preventivas sobre la enfermedad. Pero se detectó que éstas eran usadas por algunas alumnas para aprender estrategias de adelgazamiento. Preguntas del tipo ¿y cómo hacen esas chicas para adelgazar tan rápido? o ¿y esas pastillas las venden en cualquier farmacia?, las denunciaron y ahora los organizadores están revisando la metodología.
fármacos para quitar el apetito.
Para la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), con sede en la Argentina y próxima a abrir una sucursal en el Perú, un primer paso es capacitar a los maestros en la prevención y detección temprana. Pero, ¿cómo descubrir a una anoréxica en potencia? La primera luz de alerta -dicen- la dan las alumnas que durante el recreo dejan intacta la lonchera argumentando que están a dieta. O aquellas que durante la clase de educación física realizan ejercicios o deportes intensa y compulsivamente con el único fin de bajar de peso. También las perfeccionistas, alumnas estrella, ejemplares, un tipo de personalidad que caracteriza a las anoréxicas. Las que pasan horas conversando sobre "la dieta de moda". Y las que -esto es más difícil de detectar- tienen conductas purgativas como la del vómito provocado. Según los especialistas de Aluba, los vómitos frecuentes producen un descenso del nivel de potasio en la sangre deteriorando el esmalte dental, provocando la caída de los dientes y hasta un paro cardíaco.
Pasarelas de modelaje, escuelas de danza y gimnasios son los lugares más frecuentados por las anoréxicas. Los entrenadores de los gimnasios ya las conocen. Ellas se embarcan en máquinas de ejercicios, rutinas de aeróbicos o speening de 3 a 5 horas seguidas, e incluso repiten el plato durante la noche. Actúan como autómatas -dice un entrenador-, concentradas en el ejercicio y en el número de calorías que aparecen en la pantalla de las máquinas. Se detectan entre ellas y hacen competencias de resistencia. Pero si les recomiendas que descansen, se irritan y te mandan al diablo. Y en el baño de mujeres -cuentan testigos- son frecuentes las conversaciones sobre las más audaces maneras de adelgazar. Entre ellas mismas se recomiendan "neutralizantes de sabor" para perderle el gusto a las comidas, laxantes, diuréticos y enemas para purgarse, así como poderosos fármacos supresores del apetito y antidepresivos que se venden en las farmacias sin prescripción médica. Por todas estas razones María Elena, de 36 años, ha dejado de ir a los gimnasios. Esta atractiva funcionaria de finanzas, está logrando salir del abismo en que estuvo desde los 14 años gracias a su sicoterapeuta, a un grupo de buenos amigos y a su fe en Dios. Al inicio mi meta era usar ropa de tallas infantiles. Pero cuando me di cuenta, estaba usando pantalones anchos para disimular los problemas que mi extremada delgadez me causaba al caminar. Los abrigos me pesaban, los cinturones de seguridad de los autos me hacían llagas en los hombros, sentarme en una superficie dura me causaba dolor. Sin embargo, era un placer para mi verme en el espejo del baño y contar una a una mis costillas con los dedos de la mano. Desde hace un año María Elena ha dejado de coquetear con la muerte. Ahora, simplemente, disfruta la vida lejos de dietas y balanzas. Y los temores a engordar son cosa del pasado.
PACIENTES IMPACIENTES
En un salón del Instituto de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, el jefe del departamento de niños y adolescentes, doctor Rolando Pomalima, preside una sesión de terapia familiar. En el primer semestre del 2000 cuarenta adolescentes fueron internadas por anorexia nerviosa y bulimia. Según Pomalima, hasta ahora la ciencia no ha logrado determinar las causas concretas de esta enfermedad. Pero hay factores concurrentes: presión social, familias disfuncionales, desórdenes de personalidad y factores genéticos y hereditarios que hacen que el problema tenga que ser abordado desde una perspectiva multidisciplinaria. Allí están las niñas, flaquísimas, impávidas, no abren la boca ni para comer ni para hablar. Sólo uno de los padres se anima a dar su testimonio: Nos dimos cuenta que Mariana estaba demasiado delgada un poco antes de que cumpliera los quince años. Pero lo pasamos por alto pensando que quería "estar flaca" para su fiesta. Hoy tiene dieciocho años y en las noches, desde mi habitación, escucho con dolor las bocanadas que ella trata infructuosamente de silenciar.
Gastón Agurto.
2 comentarios:
Hola que tal, me llamo alesandro y buscando info pues encontre este blog guiado x Vanessa Robbiano ya que recorde que le hicieron un reportaje en dia D hace algun tiempo.
Estoy en busca de ayuda ya que tengo una amiga "Karin" que sufre de anorexia y cada dia la veo peor, envuelta en una culpabilidad y depresion extrema, para estar peor su madre sufre de lejos ya que esta en Italia, aqui en Lima en su casa es un infierno para ella ya que sus hermanos (as) lejos de apoyarla la maltratan, la insultan, hasta la golpearon; ella no puede estar en su casa x esas razones, por lo mismo esta un tiempo donde su tia y ahora le dijimos que puede quedarce tambien en nuestra casa.
Ahora ella decidio curarce, entonces me pidio que averigue de algun centro donde ella pueda acudir, es urgente x ya habla de suicidarce ayudenme a conseguir informacion ......no tengo blogg pero si tengo msn
soydiablope@hotmail.com
si saben de algun centro o fundacion donde mi amiga pueda tratarce escribanme por favor....
"Karin" no cuenta con mucha plata, asi que imagino que existiran sitios donde no cueste mucho..... avisen x fa...........
soydiablope@hotmail.com
Cuando tuve una reuniòn en la OMS, realmente todos estábamos muy sorprendidos, porque este tema ya se estaba tocando en Perú, hablamos que la revista es del año 2000... han pasado 8 años y el ministerio de salud ni siquiera tiene una estadistica, ni medicos preparados para asumir estás enfermedades, porque el tratamiento de una persona bulímica y/o anoréxica no es el mismo que el de un drogadicto, alcohólico,etc etc.
mi opiniòn es que existe una dejadez total sobre este tema, si a eso le agregamos que los padres no tienen la informaciòn y los tabùes de la sociedad como siempre terminan por callar lo que es evidente, yo me imagino que cuando empiecen a morirse los jóvenes recièn tomarán conciencia, saben? cuantos mails de mamás desesperadas recibo a diario=?
saben cuantos chicos, si escuchenlo bien , hombres, me llaman para decirme que tienen la enfermedad?
sigamos para adelante, de mi parte estoy comprometida al 100% para lograr que aluba tenga su centro de rehabilitaciòn en Lima
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