La anorexia y bulimia son enfermedades. Parece obvio lo que digo, “todo el mundo lo sabe” pero cuesta asumirlo. Cuando nos rompemos una pierna vamos directo al traumatólogo sin dudar, cuando nos salen hongos en la piel vamos al dermatólogo, no hay mayores rodeos para las enfermedades del cuerpo, son más fáciles de asumir que las de la mente, supongo que es porque se ven, pero también porque creemos que no tenemos responsabilidad directa en ellas, simplemente nos pasan. Las teorías actuales de la medicina y psicología dicen que toda enfermedad, hasta un resfriado, expresa un estado psicológico y nos transmite un mensaje del ámbito espiritual, “lo que es adentro es afuera”. Por fin la ciencia admite que no hay casualidades. Hay un libro interesantísimo de los doctores alemanes Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke que trata este tema “La enfermedad como camino” un método para el descubrimiento profundo de las enfermedades. Allí dedican un capítulo a la anorexia y bulimia, y explica cómo funciona el antiguo conflicto materia y espíritu en la psicología de los enfermos. Los anoréxicos aspiramos a la espiritualidad total, negando el mundo material, queremos ser puros, etéreos, asexuados, aspiramos a la desintegración del cuerpo creyendo que es el camino de la salvación y libertad pero la verdad es que, inconscientemente, nos da pánico desenvolvernos en el mundo concreto, no nos sentimos capaces aunque lo deseamos más que a otra cosa. Los bulímicos, dice el libro, viven la dualidad materia-espíritu de otra manera, sus experiencias de vida no los llenan, sienten un gran vacío espiritual que lo llenan con comida, “buscan amor, afirmación y recompensa pero lamentablemente en el plano equivocado” (La enfermedad como camino cap.XIII, pág. 279).
Asumir una enfermedad psicológica como los trastornos de alimentación, no es sencillo, primero porque es difícil detectarlos, se manifiestan de a poco y disfrazados de racionalidad y segundo porque nos da vergüenza tenerlos, como si enfermarnos de anorexia o bulimia nos desacreditara como personas. NO ES ASÍ.
Además asumir la enfermedad pone a la familia en un lugar incómodo, se sienten responsables y queda en evidencia que hay algo funcionando mal dentro del núcleo familiar. Por eso a la familia también les cuesta aceptar la enfermedad de alguno de sus miembros, no es falta de amor, es miedo a destapar lo que han enterrado.
Tener anorexia o bulimia es una llamada de alerta de nuestro ser interno que nos indica que estamos andando por la ruta equivocada, con pensamientos destructivos e incompatibles con la vida. Cada persona tiene su propia llamada de alerta. Hay que bucear en nuestro interior para encontrar el camino de regreso. Tener anorexia o bulimia nos marca una misión: descubrirnos……… o morir.
Digo morir porque la enfermedad es mortal, el 20% de los pacientes mueren y si tienen la suerte de no morir pero siguen enfermos, sus vidas son terribles infiernos. Al principio todo transcurre con aparente normalidad, se tiene una pareja, un trabajo, hijos, amigos, pero como toda enfermedad, si no se trata, va empeorando y la intimidad se vuelve cada vez más irrespirable, agresiva, confusa, falsa, desesperada, el destino es perderlo todo, pero incluso en ese momento, también hay oportunidad de retomar las cosas y empezar el camino de nuestra curación. LO ÚNICO IRREPARABLE ES LA MUERTE.
Hay personas que se dan cuenta a tiempo y piden ayuda psicológica, además si viven en un entorno contenedor y medianamente estable, es muy probable que puedan salir adelante pronto y que les baste una terapia para profundizar en sus conflictos y asumirlos. Pero algunos, como yo, que creímos que podíamos solos y dejamos pasar el tiempo, o que ya teníamos la enfermedad muy instalada, necesitamos una terapia grupal, por lo menos yo creo que si pude curarme fue porque tuve un grupo de gente que sufría lo mismo que yo, que no me dejaba mentirme, que me señalaban lo que yo no quería ver y era obvio, que me abrazaban cuando rompía en llanto y me daban fuerzas para seguir cuando quería abandonar. El grupo no solo me dio cosas sino que me pedía también solidaridad y poder ayudar a otros, poder salirte de tu rollo para ponerte en el lugar de otro, poder ver reflejado en otras personas tus mismos temores, te hace sentir útil, mejor, acompañado, te da esperanza.
Para mí la mejor manera de rehabilitarnos de estas enfermedades es la que combina un equipo de especialistas médicos (psicólogo, psiquiatra, clínico) y un grupo de autoayuda.
No hay un solo significado para la palabra enfermedad pero de manera general se define como “cualquier trastorno del cuerpo y/o la mente que altera las funciones normales de la persona y que puede causar gran malestar y sufrimiento”.
Yo encontré otra definición más acorde a lo que la anorexia y luego bulimia significó para mí: «La enfermedad es el lugar donde se aprende».
Blaise Pascal (filósofo francés).
Vanessa